sábado, 12 de abril de 2008

Once a Hero

Y otro día más se apaga por momentos. Apoyado en la ventana del cuarto, sintiendo la suave y fresca brisa del océano, viendo morir los últimos rayos del sol. La esperanza en su mirada; y en su corazón, la sensación de que todo es perfecto. Por una vez, después de tanto tiempo, las cosas le salen bien.

A la vez que el día da sus últimos suspiros, comienza para él otra nueva aventura. Al salir a la calle, la primera bocanada del fresco aire del atardecer le hace sentirse más vivo que nunca. Apoyado en la verja del jardín, escuchando los primeros acordes de "Feeling This", espera paciente el último viaje del autobús hacia el centro. Y cuando el gran vehículo azul de dos pisos dobla la esquina de Palm Road, no puede contener una ligera e involuntaria sonrisa.

Durante el largo viaje, sentado en la parte trasera, se puede ver a muchas familias en sus salones, ya con la luz eléctrica encendida, comenzando a recoger los platos de la cena, o saliendo al porche para aprovechar el sorprendente buen tiempo del mes de Agosto. La pequeña ciudad costera inspira optimismo en todos sus rincones.

"Asthenia" suena en el mp3 mientras el autobús enfila Above Bar St., tan concurrida y viva como siempre. Avisa al conductor y espera que se detenga el vehículo para bajar a la acera enfrente de Palmerston Park, cuando el sol todavía se resigna a desaparecer otro día más. Allí, en el primer banco del parque, le espera un sueño.


[Southampton, 21 de Agosto del 2007]







Solo recuerda esto. Es más héroe el que no aprieta el gatillo.

viernes, 1 de febrero de 2008

Así soy.....(¿)¡lo siento!(?)

En mi naturaleza no está el ser optimista. Al contrario, la gente que anda desplegando energía de manera innecesaria y que trata siempre de levantar los ánimos a los demás me apesta. Tampoco quiero decir que sea un amargado, un pesimista que está en contra de todo y de todos. Para nada. Solo soy una persona que tiene otra manera de ver las cosas, de decirlas y de actuar.

Decidí desde muy pequeño ser realista, tener los pies bien puestos en la Tierra, saber que lo bonito siempre se acaba pronto, que cualquier relación llega a un punto en el que te colma la paciencia, y te ves obligado a renovar elementos y volver a empezar. Siempre he sido consciente que mis series preferidas se tienen que acabar, que mi PC acabará por llenarse de mierda y tendré que formatearlo, que mi canción favorita dejará de serlo después de haberme asqueado de oirla. O simplemente que cualquier día te pueden robar, asaltar, o matar, sin comertelo ni bebertelo.

No es que ande llamando a las desgracias, o que este siempre pensando en negativo, pero se que es una opción que esta siempre vigente, y que te puede tocar el premio y tener que comertelo tu solo. Creo que es mejor estar preparado para las cosas "malas". Malas entre comillas, porque tampoco son tan categóricamente malas. Son malas a su manera, experiencias que al fin y al cabo nos sirven para crecer, madurar, y toda esa mierda que nos venden después de que algo desagradable nos ha pasado.

Tal vez no sea bueno estar pensando y buscando la parte negativa de las cosas, pero es que me niego a vivir en un constante positivismo y ver que hasta la más asquerosa paloma sucia y tiñosa que plaga las calles de Zamora tiene algo hermoso. Me niego rotundamente a levantarme todas las mañanas y dejar que los pajaritos abran mis cortinas, que las ardillas me lleven a la ducha y que las mariposas me bañen. No puedo ir cantando en el autobús con un montón de perdedores rodeandome. No puedo llegar a clase y sonreírle al profesor, y saludar a todos mis compañeros con un beso en la mejilla, si no se el nombre de la mitad de ellos, y a muchos posiblemente ni les caigo bien. No puedo ilusionarme con tanta facilidad, sabiendo que a la primera oportunidad me van a dar la espalda y me van a dejar la mitad del pastel, y tendre que hacer ganas y comermelo yo solo, y sin rechistar.

Es dificil vivir con la preocupación y expectante a que algo perturbe tu tranquilidad aparente. He aprendido a luchar contra eso, ya lo tengo asimilado. A veces me gustaría ser como esos que flotan por el aire, sin preocupaciones y que nada les importa, pero otras veces agradezco este defecto, o virtud quizás, de estar esperando algo. Me mantiene alerta, y lo mejor es que las situaciones perturbantes ya no me cojen por sorpresa. Y lo más importante es que las caidas se me hacen menos dolorosas.

Es frustrante sentir que uno no puede confiar en nadie, y estar siempre con la incertidumbre de cómo reaccionará esa persona, hasta que hace lo que esperas y te demuestra la clase de persona que es.


Uno pierde la fe en los demás, y sobretodo el respeto. Al final todas mis teorias se cumplen, y se han ido comprobando durante mis 20 años de vida. Prefiero mil veces caminar y deambular solo por las calles, antes que ir con alguien que no sé como va a reaccionar. Encuentro que no hay mejores compañeras que todas esas canciones que viajan conmigo a cada sitio que voy. Los amigos que tengo lo son porque realmente me han demostrado su lealtad y su confianza. Todos los demás han pasado al saco de los conocidos.

Me considero un tipo de principios, una persona que actua sobre una sola linea, bajos sus valores morales y emocionales. Si hay algo que no va conmigo, simplemente no lo puedo hacer. Si no estoy de acuerdo con algo, lo digo. Si una situación me incomoda, me voy. Lo que no puedo hacer es ponerme la careta de cinismo e hipocresia, fingiendo algo que no soy, o demostrando algo que no siento. Y esto juega en mi contra, ya que la mayoria de las personas te dicen algo un día, y al pasar un par de horas su forma de pensar cambia radicalmente.

Es mi forma de ser, tratar de no crear vinculos con nadie que no se lo merezca, no dar segundas oportunidades. Quiero estar tranquilo, necesito refugiarme en mi sin nadie que me entorpezca mis largas conversaciones conmigo mismo, y sobretodo, repeliendo esos besos de Judas que tanto me ensuciaron en los últimos años.






jueves, 31 de enero de 2008

Recuerdos.

Acabo de llegar a casa de un examen de Sociologia. Entre a las 9:00 en el campus y e salido a las 20:30. Los profesores tienen una extraña manía de dejar para el final a los que no entregan los trabajos ni van a clase...pero en fin. ¿Y qué le haces?

Llege a casa, y no encontraba el disco de blink 182. Y no veais la manera en la que me jodio. Normalmente, cuando pierdo una cosa, me jode un montón. Aunque sea una tonteria del estilo de un CD grabado, o una canica. Me jode perder cosas. Es algo que no soporto de mi. Falta que se me pierda algo para que lo necesite de manera sobrehumana.

Creo que es el CD grabado de más antiguedad de mi habitación. Bueno, lo era. Había demasiados recuerdos y sentimientos dentro de esa caja de plástico. De todas formas tenia las canciones en el PC grabadas, asi que no hubo mucho problema. Inmediatamente encendí el portatil y puse el disco.

Fue sonar la primera canción y viajar a mi etapa escolar. Precisamente a 4º de ESO, año en el que descubrí ese grupo. Nada más empezar a sonar la música, la primera imagen que me vino a la cabeza fue al Javi de aquella época. Me sentí de nuevo como un adolescente confundido, como aquel chico que trataba de comprender el significado de la vida, y a la vez, darle algo de sentido a esta.

Y me di cuenta que extraño al Javi de aquella época. A aquel muchacho con pelo rapado a ambos lados, y vestimenta muy poco adecuada para un colegio de monjas. Dónde quedo ese chico que llevaba el bloc de plástica lleno de dibujos de Link debajo del brazo, la carpeta empapelada con multitud de sus idolos y el discman siempre colgado de las orejas. Qué estara haciendo ahora ese joven que caminaba cabizbajo mirando las piedras del suelo hasta llegar a casa, ideando mil y una maneras de cambiar el mundo a su favor.

Qué le habrá pasado a ese chico con tantos problemas existenciales, que siempre buscaba un camino distinto al del resto, y con unos gustos que distaban mucho de ser la moda del momento. El que se sentaba horas y horas al lado de la ventana tratanto de ver a su amor platónico para luego quedarse petrificado delante de ella. Ese mismo al que le gustaba perderse con el monopatin por las callejuelas más solitarias de la ciudad, o desaparecer con la bici por sitios alejados y vacios.

Extraño la forma de ser de ese Javi, el que peleaba y discutia por todo (en ese aspecto sigo casi igual), el que caminaba con un pasotismo extremo, el que siempre se encerraba en si mismo para no ser herido, y se escondía debajo de la cama para escapar del mundo.

Me fascinaba su rebeldia, su manera de organizar desordenes y revueltas. Llevar siempre la contraria, forjar como fuera una opinión que contradijese a la mayoria. Me gustaba esa postura de ir contra todo lo establecido, caer en lo anarquista. De tratar de ser distinto al resto y seguir los impulsos sin importarle nada. Si le daban ganas de raparse el pelo, iba y lo hacía, independientemente de que le quedara echo una chusta.

Daría todo por tener una rutina como la de él: llegar a casa después de las clases, tirarse en la cama a escuchar música toda la tarde, fantasear con un mundo en el que él fuera el heroe mientras jugaba al Zelda, leer cualquier libro que le recomendara su padre antes que toda la bazofia que le mandaban en la escuela, o simplemente tumbarse en el sofa y soñar. Salir en bicicleta o en monopatin, dar vueltas y vueltas sin rumbo fijo, y solo detenerme ante la mirada o la sonrisa de alguna chica.

Admiro aquél ingenio que tenía para inventarse justificantes médicos o cualquier otra excusa para librase de las clases de educación física y quedarse sentado en el patio sintiendo el sol en la cara, mientras todos los perdedores tenían que andar corriendo a las ordenes de un dictador. Anhelo volver a tener ese atrevimiento de escabullirse para escapar de clases y tomar cualquier otro rumbo distinto, o simplemente sentarme en las escaleras leyendo algo interesante mientras esperaba que me pillara algún profesor. Necesito volver a sentir los nervios antes de un partido importante, las risas de mis amigos mientras maquinabamos mil y una maneras de pasar el tiempo en verano...

Realmente extraño a ese Javi. Quisiera tener la oportunidad de sentarme a su lado y darle las gracias por haber sido como fue. Sin sus visiones, ocurrencias, ideales y travesuras no tendría ni idea de quién soy o para qué sirvo.

Aunque a veces necesite cojer la bici, colgarme en mp3 del cuello y salir de forma descuidada a la calle para sentirme libre, sentirme como era él, se que no puedo volver a ese tiempo. Las cosas han cambiado, y aunque algunas veces sigo patinando sobre el mismo asfalto, el Javi que lo va haciendo es otro.

Pero no todo esta perdido. Para eso tengo a blink 182, para escucharlos y volver a recordar a ese joven que debe estar luchando, en una dimensión paralela, por encontrar su propio camino.