jueves, 31 de enero de 2008

Recuerdos.

Acabo de llegar a casa de un examen de Sociologia. Entre a las 9:00 en el campus y e salido a las 20:30. Los profesores tienen una extraña manía de dejar para el final a los que no entregan los trabajos ni van a clase...pero en fin. ¿Y qué le haces?

Llege a casa, y no encontraba el disco de blink 182. Y no veais la manera en la que me jodio. Normalmente, cuando pierdo una cosa, me jode un montón. Aunque sea una tonteria del estilo de un CD grabado, o una canica. Me jode perder cosas. Es algo que no soporto de mi. Falta que se me pierda algo para que lo necesite de manera sobrehumana.

Creo que es el CD grabado de más antiguedad de mi habitación. Bueno, lo era. Había demasiados recuerdos y sentimientos dentro de esa caja de plástico. De todas formas tenia las canciones en el PC grabadas, asi que no hubo mucho problema. Inmediatamente encendí el portatil y puse el disco.

Fue sonar la primera canción y viajar a mi etapa escolar. Precisamente a 4º de ESO, año en el que descubrí ese grupo. Nada más empezar a sonar la música, la primera imagen que me vino a la cabeza fue al Javi de aquella época. Me sentí de nuevo como un adolescente confundido, como aquel chico que trataba de comprender el significado de la vida, y a la vez, darle algo de sentido a esta.

Y me di cuenta que extraño al Javi de aquella época. A aquel muchacho con pelo rapado a ambos lados, y vestimenta muy poco adecuada para un colegio de monjas. Dónde quedo ese chico que llevaba el bloc de plástica lleno de dibujos de Link debajo del brazo, la carpeta empapelada con multitud de sus idolos y el discman siempre colgado de las orejas. Qué estara haciendo ahora ese joven que caminaba cabizbajo mirando las piedras del suelo hasta llegar a casa, ideando mil y una maneras de cambiar el mundo a su favor.

Qué le habrá pasado a ese chico con tantos problemas existenciales, que siempre buscaba un camino distinto al del resto, y con unos gustos que distaban mucho de ser la moda del momento. El que se sentaba horas y horas al lado de la ventana tratanto de ver a su amor platónico para luego quedarse petrificado delante de ella. Ese mismo al que le gustaba perderse con el monopatin por las callejuelas más solitarias de la ciudad, o desaparecer con la bici por sitios alejados y vacios.

Extraño la forma de ser de ese Javi, el que peleaba y discutia por todo (en ese aspecto sigo casi igual), el que caminaba con un pasotismo extremo, el que siempre se encerraba en si mismo para no ser herido, y se escondía debajo de la cama para escapar del mundo.

Me fascinaba su rebeldia, su manera de organizar desordenes y revueltas. Llevar siempre la contraria, forjar como fuera una opinión que contradijese a la mayoria. Me gustaba esa postura de ir contra todo lo establecido, caer en lo anarquista. De tratar de ser distinto al resto y seguir los impulsos sin importarle nada. Si le daban ganas de raparse el pelo, iba y lo hacía, independientemente de que le quedara echo una chusta.

Daría todo por tener una rutina como la de él: llegar a casa después de las clases, tirarse en la cama a escuchar música toda la tarde, fantasear con un mundo en el que él fuera el heroe mientras jugaba al Zelda, leer cualquier libro que le recomendara su padre antes que toda la bazofia que le mandaban en la escuela, o simplemente tumbarse en el sofa y soñar. Salir en bicicleta o en monopatin, dar vueltas y vueltas sin rumbo fijo, y solo detenerme ante la mirada o la sonrisa de alguna chica.

Admiro aquél ingenio que tenía para inventarse justificantes médicos o cualquier otra excusa para librase de las clases de educación física y quedarse sentado en el patio sintiendo el sol en la cara, mientras todos los perdedores tenían que andar corriendo a las ordenes de un dictador. Anhelo volver a tener ese atrevimiento de escabullirse para escapar de clases y tomar cualquier otro rumbo distinto, o simplemente sentarme en las escaleras leyendo algo interesante mientras esperaba que me pillara algún profesor. Necesito volver a sentir los nervios antes de un partido importante, las risas de mis amigos mientras maquinabamos mil y una maneras de pasar el tiempo en verano...

Realmente extraño a ese Javi. Quisiera tener la oportunidad de sentarme a su lado y darle las gracias por haber sido como fue. Sin sus visiones, ocurrencias, ideales y travesuras no tendría ni idea de quién soy o para qué sirvo.

Aunque a veces necesite cojer la bici, colgarme en mp3 del cuello y salir de forma descuidada a la calle para sentirme libre, sentirme como era él, se que no puedo volver a ese tiempo. Las cosas han cambiado, y aunque algunas veces sigo patinando sobre el mismo asfalto, el Javi que lo va haciendo es otro.

Pero no todo esta perdido. Para eso tengo a blink 182, para escucharlos y volver a recordar a ese joven que debe estar luchando, en una dimensión paralela, por encontrar su propio camino.